¿Cómo hablar de justicia climática con tus alumnos?
Hablar de justicia climática con los alumnos significa tratar el cambio climático no solo como un problema ambiental, sino también como una cuestión de equidad y derechos humanos. Este artículo primero ofrece una perspectiva científica sobre este concepto y luego explora dos ejemplos concretos: la creación del Fondo "Pérdidas y Daños" en la última COP 28 y el Acuerdo de Escazú. Finalmente, presentaremos una actividad de la Office for Climate Education para realizar en clase, diseñada para sensibilizar a tus alumnos sobre estas problemáticas y desarrollar su pensamiento crítico sobre el tema.
Las emisiones están distribuidas de manera muy desigual
Las emisiones están distribuidas de manera muy desigual. La justicia climática inicialmente se basa en el reconocimiento de las desigualdades en las contribuciones actuales y especialmente históricas de las emisiones de gases de efecto invernadero que impulsan el cambio climático y sus impactos. Si consideramos el año 2017, China seguida por los Estados Unidos, la Unión Europea y la India representaron el 58% de las emisiones globales de CO2 provenientes del uso de combustibles fósiles. Al observar las emisiones acumuladas desde 1750, los Estados Unidos ocupan el primer lugar en emisiones globales de CO2. Esta noción de responsabilidad histórica por las emisiones de gases de efecto invernadero es fundamental al abordar el tema de la justicia climática: ¿qué regiones tienen la responsabilidad sobre los impactos de los cambios climáticos actuales? Otro factor a considerar al discutir este concepto de justicia climática es las emisiones anuales de CO2 por persona, que revelan disparidades aún más pronunciadas y también ilustran que una región con una de las contribuciones anuales globales más altas, como China, tiene una contribución anual por persona relativamente baja en comparación con otras regiones. Estas disparidades en las emisiones anuales de CO2 por persona abarcan un amplio rango, según el último informe del IPCC, que van desde 0.8 toneladas por persona en África hasta 17 toneladas por persona en América del Norte; esto significa que una persona en América del Norte emite en promedio más que 20 personas en África.
Leer el resumen para docentes del último informe del IPCC
La importancia de la justicia climática
La justicia climática es un concepto crucial al abordar el cambio climático porque denuncia y busca reducir la injusticia fundamental a la que se enfrentan ciertas poblaciones debido a estos cambios: aquellos que menos contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero son a menudo los más afectados por sus efectos. Esta desigualdad entre las poblaciones respecto a los impactos de los cambios climáticos tiene profundas repercusiones sociales, económicas y sanitarias, exacerbando las vulnerabilidades existentes.
Discutir el concepto de justicia climática en clase permite a los alumnos entender las conexiones entre el clima, el medio ambiente y la justicia social, y los alienta a pensar en soluciones equitativas y sostenibles. También promueve el desarrollo de su empatía y sentido de responsabilidad mientras les ayuda a entender cómo nuestras acciones a nivel local pueden tener un impacto al otro lado del mundo.
La justicia climática también es local
El concepto de justicia climática va más allá de la simple cuestión de desigualdades entre naciones; también ilumina las disparidades dentro de las mismas sociedades frente al cambio climático. Dentro de una misma comunidad, dependiendo de nuestros medios financieros y sociales, seremos más o menos vulnerables a los impactos del cambio climático. Por ejemplo, los agricultores suelen estar más expuestos a los riesgos climáticos en comparación con profesiones menos dependientes del entorno. Además, la justicia climática ofrece un marco para explorar la responsabilidad intergeneracional. Permite comprender y abordar las reivindicaciones de los jóvenes, quienes, aunque no han contribuido al origen del problema, están obligados a lidiar con las consecuencias del cambio climático.
La justicia climática también proporciona un marco para explorar la responsabilidad intergeneracional. Ayuda a entender y abordar las reclamaciones de los jóvenes, quienes, aunque no contribuyeron al origen del problema, están obligados a lidiar con las consecuencias del cambio climático.
Hablar con los alumnos sobre ejemplos concretos de justicia climática
El Fondo para "Pérdidas y Daños" de la COP 28
El Fondo de Respuesta ante Pérdidas y Daños es un mecanismo financiero internacional creado durante la COP28 para ayudar a los países en desarrollo a hacer frente a las catástrofes climáticas, incluido a través de la financiación de proyectos de adaptación. Este fondo tiene como misión reparar los daños climáticos sin asignar responsabilidad legal. Ya se había acordado desde la COP21 en 2015 que las medidas internacionales para abordar las pérdidas y daños no conducirían a ninguna responsabilidad ni compensación.
La creación de este fondo responde al aumento de eventos climáticos extremos en los últimos años (tifones, inundaciones, sequías, etc.). La escalada de estos eventos y los daños cada vez mayores han reforzado la necesidad del fondo y destacado la necesidad de una solidaridad internacional hacia los países más vulnerables (y a menudo los menos responsables), incluyendo los pequeños estados insulares amenazados por la subida de las aguas.
Al usar este ejemplo concreto, puedes mostrar a tus alumnos cómo los países desarrollados, que históricamente han emitido la mayor cantidad de gases de efecto invernadero, están tomando medidas para ayudar a los países en desarrollo a superar los impactos devastadores del cambio climático. Sin embargo, es interesante reflexionar juntos sobre la complejidad y los desafíos asociados con la implementación de estos compromisos. Esto permite ilustrar el principio según el cual quienes son los menos responsables del cambio climático son a menudo quienes sufren sus peores efectos, y por lo tanto, por qué la solidaridad internacional y el apoyo financiero son esenciales para remediar estas desigualdades.
Decisiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre el Acuerdo de Escazú
El Acuerdo de Escazú es pionero al vincular los derechos humanos con la protección ambiental en América Latina y el Caribe, reconociendo especialmente la protección necesaria para los defensores ambientales. Este tratado establece un precedente legal significativo para el manejo de los derechos humanos en el contexto del cambio climático.
El Acuerdo de Escazú no solo asegura el acceso universal a información relevante y actualizada sobre el medio ambiente, sino que también fomenta una participación comunitaria activa y significativa en la toma de decisiones ambientales, y ofrece medios efectivos para que las comunidades afectadas por daños ambientales busquen y obtengan reparación legal. Fundamentalmente, el Acuerdo de Escazú subraya la importancia de disponer de mecanismos legales claros y accesibles que permitan a individuos y comunidades enfrentar y resolver disputas ambientales de manera efectiva.
A través de sus disposiciones, el Acuerdo busca asegurar que no se ignoren las violaciones ambientales y que los perjuicios causados por estas sean compensados adecuadamente. Esto incluye la capacidad de impugnar legalmente decisiones que impacten negativamente en el medio ambiente y la salud pública, así como la posibilidad de exigir responsabilidades por daños ambientales. El Acuerdo de Escazú no solo reconoce el acceso a la justicia como un derecho fundamental, sino que lo promueve como un instrumento esencial para la protección ambiental y la promoción de una sociedad más equitativa y sostenible.
Presentar el Acuerdo de Escazú en el aula puede inspirar a los estudiantes a explorar cómo las instituciones legales de alto nivel, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), influyen en las políticas climáticas nacionales a través de tratados internacionales. Este enfoque ayuda a demostrar la importancia de los recursos legales en la lucha contra el cambio climático y subraya el reconocimiento creciente de la protección del medio ambiente como un derecho fundamental. Este entendimiento equipa a los estudiantes con un conocimiento crucial sobre el papel de las leyes y las instituciones internacionales en fomentar la justicia climática, preparándolos para ser ciudadanos informados y proactivos en sus comunidades y en el mundo.
Actividad Pedagógica en Clase
Para abordar el concepto de justicia climática con sus alumnos, la Office for Climate Education (OCE) propone una actividad de debate filosófico, centrada en un juego de roles, con una duración total de 1 hora y 30 minutos. Esta actividad tiene como objetivo sensibilizar a los estudiantes sobre las desigualdades en las emisiones de gases de efecto invernadero y los impactos desproporcionados del cambio climático. Tras una preparación de una hora, los alumnos discuten en círculo sobre preguntas como: ¿deberíamos acoger a refugiados climáticos? ¿Deberían los países desarrollados pagar más para mitigar el cambio climático? ¿Por qué deberíamos actuar si otros no lo hacen? Al asumir diferentes roles, exploran estas y otras problemáticas, confrontando perspectivas sobre la responsabilidad y la acción individual o gubernamental. La actividad concluye con una reflexión sobre la justicia climática en términos de responsabilidad y vulnerabilidad, permitiendo a los estudiantes desarrollar una comprensión crítica de los problemas y una conciencia ética sobre las acciones necesarias para un futuro sostenible.
Descubra la sesión D3 «Justicia climática».
Integración de Ejemplos Concretos
Para enriquecer la discusión, puede integrar los ejemplos concretos que acabamos de mencionar o bien otros similares. Estos casos ilustran cómo se aborda la justicia climática a escala internacional y nacional, y muestran la importancia de la solidaridad y la responsabilidad en la lucha contra el cambio climático.
Conclusión
La justicia climática no es solo una cuestión de hechos científicos y cifras. Afecta al corazón de los valores éticos y morales de nuestras sociedades. Al integrar ejemplos concretos y fomentar la reflexión crítica a través de actividades pedagógicas, puede ayudar a sus alumnos a comprender los complejos desafíos de la justicia climática y a desarrollar una conciencia global e intergeneracional. Estas discusiones y actividades preparan a sus alumnos para convertirse en ciudadanos informados e involucrados en la lucha por un futuro más justo y sostenible.