¿Escenarios o proyecciones climáticas? ¿Cuál es la diferencia?

Cuando se habla de cambio climático, dos términos aparecen con frecuencia: escenarios climáticos y proyecciones climáticas. Pero ¿cuál es la diferencia entre ambos? ¿Los científicos están prediciendo lo que ocurrirá o están explorando futuros posibles?

Escenarios climáticos: hipótesis socioeconómicas

Un escenario climático no es una predicción, sino una hipótesis. Representa diferentes trayectorias que podría seguir nuestra sociedad. Cada escenario asigna valores a parámetros clave—como las emisiones de gases de efecto invernadero—según distintas combinaciones de decisiones económicas, tecnológicas, políticas y sociales.

Actualmente, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) utiliza las Trayectorias Socioeconómicas Compartidas (Shared Socioeconomic Pathways, o SSP), que describen cómo podría evolucionar el mundo dependiendo de nuestras decisiones colectivas. Algunos ejemplos:

  • SSP1-1.9: Un futuro centrado en la sostenibilidad, en el que la cooperación global logra limitar el calentamiento a 1,5 °C.
  • SSP2-4.5: Una trayectoria “intermedia”, en la que se mantienen las tendencias actuales sin cambios importantes en políticas ni tecnologías. No se cumplen los objetivos del Acuerdo de París.
  • SSP5-8.5: Un mundo que apuesta por un crecimiento basado en los combustibles fósiles, con emisiones en constante aumento. El límite del Acuerdo de París se supera alrededor del año 2040.

Cada escenario combina una narrativa socioeconómica (SSP) con un nivel de emisiones de gases de efecto invernadero. Estos escenarios sirven como punto de partida, o datos de entrada, para los modelos climáticos.

En resumen: los escenarios plantean el contexto.

 

Proyecciones climáticas: simulaciones científicas

Una proyección climática es una simulación científica: describe cómo respondería el clima ante las condiciones definidas en un escenario determinado. A diferencia de los escenarios, las proyecciones no dependen de decisiones humanas, sino que se basan en leyes físicas.

Las proyecciones se obtienen mediante modelos climáticos complejos que consideran:

  • La circulación atmosférica y oceánica
  • Los intercambios de energía y materia entre la atmósfera, el océano, los suelos, el hielo y los ecosistemas
  • Las retroalimentaciones climáticas, como la disminución del albedo por pérdida de nieve o la capacidad de los océanos de absorber dióxido de carbono

Desde los años 70, los modelos climáticos han ido incorporando cada vez más variables.

Se fundamentan en ecuaciones científicas sólidas, basadas en la termodinámica, la dinámica de fluidos y la química atmosférica. Permiten traducir nuestras acciones en proyecciones concretas del clima futuro. Estas proyecciones—como la temperatura media global a finales de siglo—constituyen los resultados (outputs) de los modelos.

En resumen: las proyecciones convierten las hipótesis en evoluciones climáticas concretas.

 

Una ciencia rigurosa, no una especulación

Saber distinguir entre escenarios y proyecciones es fundamental para comprender qué puede—y qué no puede—decirnos la ciencia del clima sobre el futuro.

Los científicos no afirman predecir lo que ocurrirá. Lo que hacen es explorar una variedad de futuros posibles, en función de las decisiones que tomemos hoy. Su trabajo se basa en métodos rigurosos, no en suposiciones.

Por eso, la pregunta no es: “¿Qué va a pasar?”, sino más bien: “¿Qué futuro queremos construir?”  

Publication date
Autor
Office for Climate Education OCE